CocoRosie

Bianca y Sierra Casady arrancaron el siglo irrumpiendo en escena con irreverente algarabía a lomos de ese elefante rosa que es COCOROSIE.

Su fascinante carta de presentación era un collage de folk-blues alucinado, beatboxing, técnicas experimentales de grabación, juguetes, pop, y electrónica que, contra todo pronóstico, resultaba coherente, personal y de una sencillez aplastante. El resto de su carrera ha seguido la estela de aquel derroche de creatividad, preservando el espíritu curioso en pos de un universo maravillosamente surrealista, expandiendo sus fronteras, y reivindicando el valor de la imaginación. Como sus compañeros de generación Antony y Devendra Banhart, una deliciosa y necesaria anomalía.